Con la venia de la Presidencia.

En nuestro calendario cívico-nacional no existe fecha histórica, celebración o festejo popular más importante y trascendente que la conmemoración de nuestra independencia, pues ésta implicó una profunda transformación social para emanciparnos del dominio español.

La independencia de nuestro país no construyó un proceso aislado, por el contrario, fue un movimiento que siguió las ideas liberales pregonadas por quienes impulsaron la independencia de los Estados Unidos en 1776 y por quienes llevaron a cabo la Revolución Francesa de 1789, las cuales inspiraron en nuestra región una etapa de lucha en la mayoría de las naciones latinoamericanas.

Como resultado de lo anterior, las naciones hermanas del cono sur de nuestro continente iniciaron y alcanzaron sus respectivas independencias en las tres primeras décadas del siglo XIX, comenzando por Haití, lo que hizo al amanecer del siglo, hasta Brasil, que terminó el ciclo en 1822.

Cabe recalcar que fue nuestro país el precursor de los procesos continentales de emancipación que surgieron a partir de 1808 con los primeros brotes de insurgencia y que posteriormente se expandieron por todo el continente, levantando a los pueblos bajo el anhelo común de acabar con la opresión que significaba la dominación europea y de alcanzar la libertad.

Aprovechamos esta ocasión para homenajear a los hombres y mujeres que hicieron realidad el sueño libertario de toda una nación, a nuestros libertadores quienes rompieron las cadenas que nos ataban con la metrópoli y dieron vida a las múltiples y jóvenes naciones americanas.

No podemos soslayar que el costo de nuestra independencia fue muy alto, a lo largo de los diez años de guerra fueron cegadas miles de vidas de hombres y mujeres, además de la pérdida de riquezas generada a través de los años, fruto del trabajo y del esfuerzo de generaciones enteras.

No obstante, debemos reconocer que el sacrificio no fue en vano, ya que éste dio vida a una nueva nación, una nación que ha logrado grandes avances. Reconocemos y celebramos que hoy vivimos bajo un régimen democrático, con un régimen federal perfectible, pero funcional, y en un ambiente de libertades políticas nunca antes vistas.

Si bien nos queda mucho por hacer para alcanzar la justicia social que hoy siguen demandando los mexicanos, debemos reconocer los esfuerzos que se realizan, para construir una sociedad inclusiva y solidaria que apuesta por el bienestar de todos sus miembros, pero especialmente por los que menos tienen, de los olvidados y también los marginados.

Compartimos con los padres de la patria el espíritu transformador que los llevó a iniciar el movimiento de independencia. Ellos luchan por darnos patria y alcanzar nuestra emancipación. Nosotros luchamos por afianzar nuestra soberanía nacional y por consolidar un México libre e igualitario en donde todos los mexicanos puedan gozar y ejercer libremente los derechos de nuestra Constitución Política consagrada.

A doscientos once años de haber comenzado a andar el camino para alcanzar una vida independiente debemos honrar la memoria de quienes lo dieron todo por alcanzar su anhelo de libertad, pero no sólo mediante una conmemoración como la que hoy celebramos, sino siguiendo nuestra convicción de hacer historia, de trabajar en favor de quienes nos eligieron y de garantizar el poder que actúe en beneficio de nuestro pueblo.

Quiero aprovechar mi participación para reivindicar el papel de los pueblos indígenas durante la independencia. No podemos olvidar que en las luchas de la Independencia y de la Revolución mexicana, los pueblos indígenas representan la mayoritaria de los combatientes

Los pueblos indígenas han participado de manera decisiva en las grandes transformaciones que ha experimentado nuestro país, principalmente por el anhelo de mejorar su condición de vida; sin embargo, hasta ahora, apenas lo han logrado.

Los padres de nuestra patria tienen un lugar en el muro de honor de esta Asamblea y merecen todo nuestro respeto por lo que hicieron para que hoy tengamos una nación, pero es justo reconocer también a muchos héroes anónimos que integraron las filas insurgentes porque sin su apoyo, sin su sacrificio, sin la sangre que derramaron no habría sido posible sostener el movimiento que dio origen al nacimiento del México independiente.

¡Viva la Independencia, vivan los héroes que nos dieron patria y vivan los pueblos indígenas de México!

Es cuanto, señor Presidente.

PARTIDO VERDE